En lo físico nos da salud, conciencia del cuerpo y flexibilidad, ya que en el Yoga las asanas o posturas, lubrican el cuerpo, conservan los músculos y las articulaciones en buen funcionamiento, tonifican los músculos internos y estimulan la circulación, sin provocar fatiga alguna.
En lo mental calma, control de la agitación y del pensamiento; ya que la relajación completa refresca el cuerpo.
El Yoga intenta crear unas condiciones por las cuales estemos siempre presentes en cada acción, en cada momento y no retraídos por nuestros pensamientos, aprendiendo a disfrutar del aquí y el ahora.
En lo emocional nos proporciona equilibrio, paz y tranquilidad, ya que con técnicas de meditación se aquieta la mente, que es el conductor del cuerpo. Meditando, aprende uno a controlar y en última instancia a trascender el cuerpo, que es su vehículo físico y así obtener gozo.
En lo energético, aumenta nuestra vitalidad, en tanto que con el Pranayama o respiración yoguica aumentamos el Prana “energía vital”, esa corriente eléctrica que inunda nuestro cuerpo. Al aprender a controlar nuestra respiración, utilizaremos nuestra máxima capacidad pulmonar y finalmente también aprendemos a aquietar nuestra mente.
En lo espiritual, el Yoga es un canal para la expresión artística, la intuición profunda y el contacto con nuestro ser interno. Seremos más sensibles no solo con nuestro yo, sino que aprenderemos a fluir con el Cosmos.